PASADO, PRESENTE Y FUTURO DE LAS EXPOSICIONES POR EDUARDO DE BENITO©
Desde la Canina Nacional de España ACCAM consideramos de gran interés este artículo escrito por Eduardo de Benito, por ello lo compartimos con nuestros miembros asociados, adeptos y seguidores. Esta información pertenece al grupo de facebook CANDIL CINOLÓGICO: https://www.facebook.com/CandilCinologico/
«Una exposición canina carece de sentido si no es la expresión última del trabajo previamente llevado a cabo en la selección del perro por una agrupación de criadores”.
Este axioma es fundamental, pues en el mismo radica la razón de ser de nuestra afición. Sin embargo, en la última década las exposiciones se han revestido de un carácter festivo propio de un pase de modelos en una pasarela. No lo critico, creo que ha sido un proceso natural que estaba latente en las mismas desde su origen y que ha eclosionado cuando los cambios sociales han sido apropiados para recibirlo con agrado.
Pero ha sido el germen de la crítica actual animalista.
Uno de los más importantes biólogos evolucionistas, Ernst Mayr, apodado “el Darwin del siglo XX”, escribió: «Nada demuestra mejor el poder de la selección que las razas de perros, de todos los animales domésticos, el perro es el que presenta la mayor variabilidad morfológica”.
Esta diversidad morfológica fue aprovechada por el hombre para dirigir el desarrollo de los perros en diferentes direcciones que permitiesen cubrir sus necesidades en la caza, el pastoreo o la protección de su hacienda. Surgieron así los tipos básicos, que la biología denomina morfotipos, a los que podemos calificar de pre-cinológicos, son los característicos perros tipo amastinado, apodencado, asabuesado, etc. Tipos que encontramos de un modo “natural” en el campo; entrecomillo “natural” porque la acción modificadora del hombre está presente en el perro desde hace miles de años. El perro que caza a la carrera, – graioide – o el que protege los rebaños, – moloside -, lo hacen por una presión selectiva milenaria derivada del empleo para ese fin concreto, aunque aún no constituyan una raza.
LAS RAZAS. ¡AY, LA RAZA!
La palabra raza está omnipresente en cualquier debate sobre perros, pues despierta la sensación de saber de qué se está hablando. Un término, en apariencia tan sencillo, es extremadamente complicado si observamos el gran número de publicaciones que le han dedicado los zootécnicos, veterinarios y biólogos, por lo que hemos de entender que admite muchas visiones.
Los ingleses tienen, como sabemos, la culpa de que hoy seamos apasionados de las exposiciones de perros. Todo empezó a principios del s. XIX, cuando Inglaterra era un imperio con enorme creatividad. Si en la industria inventaron la máquina de vapor para las hilaturas, en ganadería destacó un hombre, Robert Bakewell, apodado el padre de la ganadería moderna. Creó la oveja New Leicester, y el buey Dishley, cruzó caballos hasta conseguir ejemplares robustos adecuados para el trabajo agrícola, y como resultado, el peso de sus bueyes se duplicó y el de sus ovejas se triplicó.
Las primeras exhibiciones de perros tienen lugar dentro de un marco más amplio: aquellas ferias de ganado que entusiasmaban a los ingleses. En aquellas primeras exposiciones ganaderas se difunde la idea de “raza” ante la necesidad de fijar los tipos de ganado existentes. La fijación de las razas comienza inexorablemente con la redacción de un estándar para cada una de ellas, seleccionando ejemplares cada vez más individualizados. Son años en que se publican los primeros libros sobre razas domésticas, en los que se rastrea su origen, se trata de establecer su clasificación y se establecen los principales criterios por los que se reconocerá una raza y se la distinguirá de otra de características similares. Los trabajos iniciados en Inglaterra nos hicieron comprender que una raza podía definirse según criterios morfológicos precisos (se estaba implementando la idea de un estándar) y que podía modificarse para un fin determinado (se creaba el concepto selección animal).
Con la llegada del s. XX la mayoría de las razas de perros estaban ya fijadas y sus características morfológicas registradas en los libros genealógicos. Convertidas en una realidad objetiva, el nuevo proyecto era entonces su mejora. Aunque la zootecnia continental contó con grandes investigadores, finalmente se generaliza el modelo inglés. Cada grupo homogéneo de perros tiene sus características oficialmente reconocidas y descritas en el estándar de su libro genealógico. La cría del perro se organizó en torno a esta concepción británica de la raza.
LOS PERROS ORNATIVOS
Se multiplican así las razas de compañía, que anteriormente eran minoritarias y estaban mantenidas en manos de la nobleza.
En la segunda mitad del siglo s. XIX se inicia un cambio importante de vida en las ciudades, la ciudad favorece un nivel de artificialización notable, que permite que perros de pequeña talla y sin utilidad práctica sean protegidos y criados. Se multiplican así las razas de compañía, que anteriormente eran minoritarias y estaban mantenidas en manos de la nobleza, como contemplamos en la obra de tantos pintores antiguos. En la ciudad sobreviven y se multiplican aquellos perros que en el campo habrían sido eliminados, ya sea por la aparición de mutaciones deletéreas, por el detrimento de su vitalidad o de la dificultad de procrearse. La primera mitad del s. XX vivió una verdadera explosión de razas de compañía. El perro se convierte en sujeto de la voluntad y la fantasía creadora del hombre. El aficionado a la cría de perros trabaja para fijar características curiosas, aprovechando mutaciones o mediante cruces se obtiene un gran número de razas nuevas. El resultado es que en la actualidad las razas que pueden englobarse en el vago concepto “animal de compañía” suponen el porcentaje más alto de ejemplares en cualquier exposición canina, mientras que las razas cuya finalidad es exclusivamente el trabajo son cada vez menos frecuentes en tales certámenes.
El deseo de crear una gran variedad de razas caninas, que parece no tener límites en los siglos XIX y XX, forma parte de la propia finalidad de las exposiciones, que pretenden mostrar la diversidad del mundo canino. La importancia de una exposición canina se mide entonces por el número y variedad de los perros expuestos.
ESTÁNDARES Y EXPOSICIONES
La redacción de los estándares supuso la división del patrimonio genético del perro en unidades cerradas, originadas mediante el aislamiento reproductivo, lo que facilitó obtener y fijar las características físicas demandadas en ese estándar. El criador, al fijar los caracteres morfológicos que desea dentro de cada una de esas unidades, va creando razas. Y se puede crear un número casi ilimitado de razas, como hizo Gran Bretaña con la población de perros alimañeros, los terriers, creando razas a partir de poblaciones muy locales. La cinofilia anglosajona mostró el camino de la cinofilia al resto del mundo cuando supo crear una raza de terrier en cada una de las comarcas de las Islas Británicas. Hoy el British Kennel Club reconoce 27 terriers. La distancia genética y morfológica entre los grupos raciales locales en el momento inicial no era muy grande y fue la selección basada en un estándar la que fue definiendo tal separación. Incluso en las regiones fronterizas entre países europeos se encontraban perros con un origen común. Ejemplos intrafronterizos en España son el Mastín de los Pirineos y el Montaña de los Pirineos, el Gos D’atura y el Berger des Pyrénées. Otro tanto ocurre con varias razas de Portugal. ¿Quién negaría que estas razas eran en su inicio morfológicamente muy similares entre sí? Nacieron como razas individuales gracias a la cinofilia que aplicó sus dos herramientas, estándar y selección, a un mismo tronco pre-racial cuya expansión territorial abarcaba regiones naturales con características comunes pertenecientes a países políticamente distintos.
Tenemos, por tanto, un periodo inicial, en que una población canina ligada a un oficio produce un morfotipo, y un segundo periodo, en que la selección guiada por criterios estético-funcionales produce la raza mediante la selección de caracteres prefijados previamente en un estándar. Debemos hablar, por tanto, de un periodo PRE-CINOLÓGICO, donde se encuentran las distintas variedades de la especie canina en razón a su trabajo y un periodo CINOLÓGICO, en donde ya se han formado las razas.
SOCIEDADES CANINAS Y FACTORES PERTURBADORES
La misión de una sociedad canina nacional fue fijar sus razas autóctonas para hacer de ellas expresión de razas nacionales. Y para conseguir tan loable fin contó, como hemos visto, con dos poderosas herramientas: el estándar y las exposiciones caninas. Pero en la última década otros elementos han venido a perturbar el mundo de la cinofilia.
Hoy es inevitable plantearse el futuro de las razas caninas en la sociedad occidental, dada la evolución de esta sociedad con la aparición de poderosos grupos de presión, como el animalista y el ecologista y el triunfo de conceptos morales como “derechos de los animales” o “bienestar animal”. En Europa las funciones tradicionales de los perros han dejado de tener utilidad, como el empleo de mastines para defender el ganado, pues los depredadores habituales como lobos y osos han desaparecido o están sobreprotegidos en los países donde aún quedan poblaciones como en España. Los perros de caza, auxiliares en una actividad de ocio censurada por el ecologismo, se encuentran en situación similar. En España la caza con galgo, que en los medios rurales goza de gran popularidad, lleva décadas aguantando el embate de los animalistas y la prensa que exigen su prohibición. Las razas de pastor, que en Centroeuropa tuvieron gran importancia, se han visto desplazadas por los cercados y pastores eléctricos, y en el caso de España estas razas permanecieron olvidadas por la cinofilia oficial hasta hace escasos años.
Todos estos factores perturbadores de la cinofilia tal y como fue concebida en el s. XIX, permite dividir nuestra afición en tres periodos.
Ante el ineficaz trabajo en defensa de los intereses del colectivo de aficionados a los perros de raza que están llevando a cabo organizaciones cinófilas nuestro futuro está seriamente amenazado.
PRIMER PERIODO: Nacimiento de la cinofilia. Fue la selección de perros funcionales en el trabajo lo que hizo nacer a las exposiciones caninas. Recordemos que la primera fue en 1859, en Newcastle-upon-Tyne, con la participación limitada a dos razas de caza, Setter y Pointer, en el marco de una exhibición de ganado avícola.
SEGUNDO PERIODO: Consolidación de la cinofilia y nacimiento del perro como animal social de compañía. La mayoría de las razas antaño utilitarias se revierten hacia perros de compañía y lujo. Hoy lo son la mayoría de los perros de pastor europeos y muchos de caza como los setter, cockers, los terrier y los dachshund, a los que los criadores han seleccionado buscando tipologías embellecidas, que los alejan del tipo inicial de trabajo. Se ha mejorado su temperamento, eliminado la agresividad y potenciado virtudes como la sociabilidad.
TERCER PERIODO: Disolución y muerte de la cinofilia. Creo que ya ha comenzado y supondrá en las próximas décadas la desaparición de nuestra afición. Es posible imaginar cuál será la evolución de las razas caninas en Europa en los próximos cincuenta años. Las de lujo deberán modificar aquellos aspectos de su anatomía que las hicieron más sugerentes y por las que despertaban el interés de criadores y aficionados, caras cortas, hocicos remangados, ojos grandes, espaldas largas, extremidades cortas, manto extra largo, etc. Es previsible que desaparezcan algunas de estas razas al perder interés su crianza, y muchas terminarán pareciéndose entre sí como el “perro de tipo medio” pre-seleccionado. Las razas utilitarias se situarán asimismo al borde de la desaparición, perdiendo parte de sus características originales por las limitaciones a la caza.
Con los cambios culturales y políticos que se están produciendo en esta primera mitad del s. XXI lo grupos ecológico-animalista presentan a los perros de raza como un «objeto» y un «actor»; un objeto sometidos al antojo del criador y el actor de su enriquecimiento con el dolor del perro criado contra natura. Cualquiera que sea la forma que adopte la participación del perro de raza en estos acontecimientos se presentará como puesta al servicio de la explotación del animal. La enorme presión social ejercida por el ecologismo con sus leyes de protección y derecho animal no han encontrado enfrente una respuesta inteligente, combativa y capaz de ofrecer argumentos de valor intelectual y moral que rebata sus argumentos. Ante el ineficaz trabajo en defensa de los intereses del colectivo de aficionados a los perros de raza que están llevando a cabo organizaciones cinófilas nuestro futuro está seriamente amenazado.
PERO NO SEREMOS LOS ÚNICOS
En Francia, Bélgica y Holanda se están formado grupos de presión contra lo que denominan “sobrevacunación” de las mascotas llevada a cabo por las clínicas veterinarias y su impacto en el bienestar animal. En el caso de Francia se solicitó la comparecencia ante el congreso del presidente de AFVAC (L’association Française des Vétérinaires pour Animaux de Compagnie”) y la polémica se está recrudeciendo con el apoyo de grupos animalistas de Estados Unidos y otros países de Centroeuropa.
IMÁGENES: Grabado de Harrison William Weir (1824-1906), un pintor de escenas animales y criador de perros, gatos y aves de fantasía. Fundador del “National Cat Club” y organizador de la primera exposición de gatos en el Crystal Palace en 1871.